Reflexión sobre la “nueva normalidad” y su reto medioambiental
Antje Wandelt, Directora Gerente de la Cámara de Comercio e Industria Peruano-Alemana
Terminó la cuarentena y ahora está por iniciar la tercera etapa de la reactivación económica. Poco a poco se vuelven a llenar de vida las calles, los negocios, las fábricas y las oficinas. Y todos anhelamos volver a nuestras vidas “normales”.
Pero ya no será la misma vida que vivimos antes de COVID. Las imágenes no son las de antes de la crisis: ya no podemos ver si una persona nos sonríe o si está triste o asustada. Las mascarillas – antes un implemento exclusivo del personal médico – se han transformado en parte de nuestra indumentaria habitual, tanto en la vida personal como laboral.
Sin duda alguna, el mayor desafío de la crisis COVID es evitar la transmisión del virus y un posible contagio. Esto ha generado un uso masivo y sin precedentes de implementos de protección como mascarillas, guantes, visores, así como de materiales desinfectantes y la aplicación de muchas pruebas rápidas. Todo ello involucra la generación de grandes cantidades de desechos plásticos, dado que la mayoría de estos productos es de un solo uso.
Muchos dirán “¡Y qué! Lo más importante ahora es resguardar la salud de las personas, controlar la propagación del virus, salvar vidas”. Y tienen toda la razón. Se detuvo la economía, mucha gente perdió su fuente de ingreso, la economía nacional y mundial enfrentan su peor crisis, y todo ese sacrificio lo hacemos a cambio de salvar vidas.
Pero, así como se tuvo que reactivar la economía – aún sin un descenso relevante en la tasa de infección – para que las familias puedan generar los ingresos que necesitan para cubrir sus necesidades básicas, también llegó el momento de tomar conciencia de los efectos que tiene y tendrá está crisis en el medioambiente. Ese medioambiente que nos permite vivir y sobrevivir: la tierra, el agua y el aire, así como su fauna y flora.
Cada vez se observan más masacrillas y guantes desechables en los alcantarillados, en las playas y en el mar. Y se están transformando en una nueva amenaza para el medioambiente, considerando sobre todo el exponencial crecimiento de producción y consumo en el contexto de la crisis mundial COVID.
Ante la compleja situación sanitaria que vive el mundo no existe una solución perfecta para esta problemática. El uso de mascarillas y guantes, así como de pruebas desechables, será necesario hasta que realmente se logre terminar con la pandemia gracias a una vacuna o tratamiento efectivo. Por ello es de suma importancia que seamos conscientes – tantos individual como colectivamente – en la gestión de estos productos.
Una medida importante es la recolección completa y el tratamiento correcto de los productos usados, que además son desechos biológicamente contaminados, buscando al mismo tiempo soluciones para su reciclaje.
En el caso de los guantes quirúrgicos, estos tienen un uso muy corto. Y el hecho que requieran una manipulación muy prolija (el saber cómo quitárselos para evitar el contacto con un posible patógeno) hace que en muchos casos resulten más contraproducentes que llevar las manos desnudas y lavarlas frecuentemente con agua y jabón.
En el reactivado servicio de delivery así como en los comedores y/o cafeterías de las empresas se puede optar por envases de materiales biodegradables, que también son ofrecidos por proveedores en Perú.
Esos son solo algunos ejemplos y una invitación para buscar y generar soluciones que nos permitan reducir los desechos plásticos. Debemos llegar a una nueva normalidad en la que no tengamos que decidir entre la protección de la salud y el cuidado del medioambiente. Aportemos a que esta crisis sanitaria no agrave aún más la crisis medioambiental que ya vivíamos antes del COVID y que no se podrá resolver con una vacuna o un medicamento.
Dependerá de nosotros – de cada persona, de cada institución y de cada empresa – el seguir velando por el medioambiente de nuestro futuro Post-Covid. Entre otros, controlando y reduciendo el consumo de productos plásticos de un solo uso.